Trastornos psicóticos
Aunque el trastorno de tipo psicótico más conocido es la esquizofrenia, es cierto que según el DSM-5 (uno de los manuales de relevancia en materia de diagnóstico por los psicólogos/as), existen otros trastornos psicóticos a tener en cuenta. Por ejemplo, el trastorno esquizotípico de la personalidad, el trastorno delirante, el trastorno psicótico breve, el trastorno esquizoafectivo y otros trastornos psicóticos, ya sean inducidos por sustancias o por otras afecciones médicas.
Bibliografía recomendada:
Baile, J. I. (2018). Psicología clínica y de la salud en adultos: manual de casos. Madrid: Ediciones CEF.
Martín, J. C. (Coord.). (2009). Guía de práctica clínica para el tratamiento de la esquizofrenia en centros de salud mental. Murcia: Servicio Murciano de Salud.
Vaernet, A. M. (2009). Terapia cognitivo-conductual en la esquizofrenia. Sinopsis, 42: 21-6.
Vallina, O & Lemos, S. (2010). Guía de tratamientos psicológicos eficaces para la esquizofrenia. En Pérez, J. R., Fernández, C., Fernández e I. Amigo (Coord.). Guía de tratamientos psicológicos eficaces I. Adultos (pp. 36.79). Madrid: Editorial Pirámide.
Zubin, J. & Spring, B. (1977). Vulnerability: A new view of schizophrenia. Journal of Abnormal Psychology, 86(2): 103-26.
Orígenes
La teoría más extendida es que determinadas personas, debido a su genética, se encuentran predispuestos a sufrir esta clase de trastornos psicológicos. Pero atención, ello implica que las personas tienen un incremento de la probabilidad de sufrir este tipo de trastornos, pero no obligatoriamente. Para ello, factores de tipo psicosocial pueden influir en la aparición de los trastornos (factores o elementos del ambiente).
Para que lo entiendas lector/a, cuando una persona tiene mayor probabilidad de sufrir un trastorno psicótico porque, por ejemplo, miembros de su familia directa padecen dicho trastorno, pueden existir factores ambientales (estrés, contaminación, pérdidas traumáticas, consumo de drogas...) que inicien la sintomatología.
Para más información sobre esta teoría, me remito al famoso modelo de vulnerabilidad-estrés (también conocido como modelo de diátesis-estrés) de Zubin & Spring (1977).
Factores intervinientes
¡Hay muchos a tener en cuenta! Te los resumiremos.
Algunos interesantes son aquellos que predisponen al trastorno. Puede ser la genética, problemas con los famosos neurotransmisores o determinados tipos de personalidad.
Otros factores desencadenan el trastorno mental, tal y como se especificó anteriormente: estrés, contaminación, consumo de alcohol, drogas, problemas de sueño o consumo de drogas, por ejemplo.
Existen también factores protectores que pueden favorecer que una persona se encuentre protegida frente a un trastorno de esta tipología. Por ejemplo, contar con habilidades de afrontamiento adecuadas, tener relaciones sociales, estar casado/a, tener trabajo, realizar actividades en la comunidad (como voluntariado) y seguir estrictamente los tratamientos médicos y psicológicos aplicables.
Metas terapéuticas
En general, los profesionales de la psicología consideramos que las personas con trastornos de tipo psicótico como la esquizofrenia deben promover la identificación y generación de factores protectores que hemos determinado en el párrafo anterior, así como evitar o disminuir la influencia de todos aquellos factores ambientales que hagan empeorar o iniciar el trastorno psicótico.
Adicionalmente a lo anterior, los pacientes pueden beneficiarse de la disminución de su sintomatología (con tratamiento farmacológico) y mejorar en el funcionamiento psicosocial con las personas y esferas de su entorno (con tratamiento psicológico), facilitando una mejora en la comunicación y la consciencia de la realidad.
Tratamientos disponibles para la esquizofrenia
Como podrás intuir lector/a, el tratamiento psicofarmacológico constituye la base para la mejora terapéutica de la esquizofrenia e incluso otros trastornos de tipo psicótico. Algunos fármacos, considerados antipsicóticos clásicos (como el haloperidol) destinado al tratamiento de síntomas positivos como los delirios o las alucinaciones. Otros, los psicofármacos antipsicóticos atípicos, que tienen por cierto un menor volumen de efectos secundarios, actúan sobre los citados síntomas positivos pero también sobre los denominados síntomas negativos (problemas del lenguaje, anhedonia...).
En psicología, los tratamientos psicológicos de la esquizofrenia y otros trastornos psicóticos suelen consistir en psicoeducación (formación por parte del psicólogo o psicóloga) del entorno social (familia, pareja...) del paciente (sobre el trastorno, habilidades de comunicación asertiva y gestión de crisis), el entrenamiento en habilidades sociales del paciente y terapia cognitivo-conductual (segunda generación). Como aspecto adicional se han diseñado algunos programas multimodales que integran, entre otras cosas, técnicas cognitivo-conductuales y entrenamiento en habilidades sociales, que parecen dar buenos resultados (Baile, 2018).